Los entornos hospitalarios, no solo los quirófanos, salas de infecciosos, quemados o UCIs, son complejos y requieren medidas especiales para conseguir una calidad saludable del aire interior (IAQ), haciéndolos lugares de trabajo seguros y óptimos ambientes para los enfermos y acompañantes. Para conseguir estas calidades de aire es preciso el uso de Unidades de Tratamiento de Aire (UTAs), seleccionadas y diseñadas a medida para las necesidades de las diferentes salas.
El objetivo de este estudio es la determinación de los contaminantes existentes en el entorno, no solo por fuentes humanas (CO2), si no por agentes externos (material particulado, productos del tráfico rodado, posibilidad de radón…) e internos (desinfectantes, limpiadores, mobiliario, pinturas, barnices, tejidos…), y no solo enumerarlos, si no determinar sus fuentes, como evaluar las emisiones y ventilarlos correctamente.
Metodología
Para la determinación de los Compuestos Orgánicos Volátiles (COVs), Semivolátiles (SCOVs) y Totales (TCOVs) existentes se deben conocer las fuentes y evaluar la cuantía de las emisiones de cada una de ellas.
A este fin se debe realizar un listado de:
– Materiales usados en construcción y mobiliario (m2)
– Consumibles existentes (cantidades usadas)
Una vez determinada la cuantía de las emanaciones y localizadas las fuentes, se deben calcular las tasas de ventilación necesarias, Usando el Método de Dilución (UNE EN 13779 y UNE EN 16798-3), para disminuir sus concentraciones a valores admitidos por la Organización Mundial de la Salud (OMS). El caudal de ventilación necesario para la dilución de una emisión conocida viene determinado por la tasa de emisión y el nivel de concentración admisible en el local. No olvidar que la difusión del aire debe ser óptima, la selección de difusores y su ubicación deben conseguir eficiencias en ventilación elevadas.
Resultados
Se comprueba que las emisiones del mobiliario, en forma de formaldehido pueden superar los límites permitidos. Cada m2 de tablero aglomerado estándar precisa entre 2 y 2.5 m3/h de aire exterior para ser ventilado, correctamente el formaldehido que emite.
De igual modo el uso de desinfectantes y detergentes aporta al ambiente químicos que pueden resultar nocivos. Especial atención a los gabinetes odontológicos, el uso de tornos genera una elevada cantidad de aerosoles.
La detección de hexametildisiloxano, octametiltrisiloxano, decametilciclopentasiloxano, sevoflurano, desflurano, terpenos, benzaldehído, ácido benzoico, hidrocarburos aromáticos y halogenados, cetonas, aldehídos, limoneno… es más que probable y se deben conocer los niveles en aire, para su control o su tratamiento específico.
Conclusiones
Las actuales ventilaciones son insuficientes para conseguir las condiciones de Calidad de Aire Interior (IAQ) deseadas. El uso de la Reglamentación actual y los métodos de cálculo usados deben ser revisados y endurecidos de forma que se conozca realmente las necesidades de ventilación en zonas críticas de un Hospital y en el resto de las instalaciones. El uso de equipos de climatización y ventilación adecuados y bien dimensionados es crucial. En este aspecto las Unidades de Tratamiento de Aire (UTAs) se deben seleccionar de forma adecuada, en prestaciones y caudales de aire.
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Autor: Jose J Arboledas
Responsable de Formación y Proyectos Especiales de Keyter
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