Las UTAS (unidades de tratamiento o manejadoras de aire) que se utilizan en las instalaciones de climatización para centros sanitarios y hospitales requieren unas características de construcción y de calidad de mayor categoría que en otro tipo de instalaciones. Generalmente estas unidades se clasifican en Europa de acuerdo al reglamento UNE EN 1886, donde se definen los requisitos de resistencia mecánica, estanqueidad, transmitancia térmica, factor de puente térmico y fuga de derivación de filtros. No entraremos en definir estos aspectos porque son generales para cualquier instalación. Sin embargo, en el caso concreto de las unidades para hospitales, además es necesario cumplir con los requisitos definidos en la norma UNE 100713.
Según esta norma, las unidades deben tener un acabado higiénico, que dificulte la proliferación de microorganismos, contribuya al control de la calidad del aire, y favorezca la limpieza. Se requiere un acabado interior liso, sin pliegues ni huecos que produzcan la deposición de condensados de agua en el interior. De esta forma, las superficies interiores deben estar todas recubiertas con lacado epoxi o poliéster, o bien ser de acero inoxidable, totalmente liso, y deben estar construidas de forma que los diferentes elementos (filtros, compuertas, baterías intercambiadoras de calor) se puedan retirar de forma independiente para su total limpieza siendo accesibles a todos los interiores.
Las baterías de intercambio de calor, que deben ser construidas en montantes independientes para poder ser extraídas totalmente para su limpieza, deben tener no más de cuatro filas o rangos de tubos, con separación de aleta mínima de 3,2 mm (equivalente a 8 fpi fins per inch), con espesores de aleta no inferiores a 0,12 mm, para que sean lo suficientemente rígido que durante la limpieza se deterioren. La velocidad de paso no debe ser superior a 2 m/s (4000 pies por minuto) [1] y deben estar suficientemente alejados de otros elementos para evitar la acumulación de suciedad entre ellos.
Los filtros serán de dos o tres etapas, en función del tipo de local a que esté la unidad destinado, con facilidad de acceso también para mantenimiento y limpieza, resistentes a la humedad y lo suficientemente rígidos para evitar by-pass. Es recomendable ubicar una etapa de filtrado antes de la batería y otra después, además de poner una etapa de filtrado siempre detrás de cada mezcla, para evitar la impulsión de aire no filtrado al local.
Los ventiladores deben ser plug-fan, con acoplamiento directo. Se deben evitar siempre los acoplamientos con correas y poleas porque desprenden partículas. El montaje de los ventiladores debe ser también sobre estructura, con tacos antivibración y con junta de unión flexible a la chapa para reducir vibraciones y ruido. Deben dimensionarse con un cierto coeficiente de seguridad para ser capaces de y con sistema de velocidad variable que permitan asegurar un caudal de impulsión constante, adecuándose al ensuciamiento de los filtros. Es importante controlar este caudal porque su supervisión nos permitirá adecuar la política de mantenimiento de la unidad.
Finalmente, el elevado nivel de filtración y de ventilación hace que se tengan que considerar también los aspectos de recuperación de energía con especial cuidado.
Las unidades que incorporasen recuperador de calor deben tener además del rendimiento mínimo exigido por las normas, en el sentido de evitar el intercambio de flujos de aire, de manera que según el país o región, se acepta sólo los recuperadores de tipo “heat-pipe” o de doble batería, como únicos sistemas que evitan el cruce de flujos de aire, y en otros países o regiones se permite también el uso de intercambiadores de recuperación de placas de flujo cruzado siempre y cuando se verifique que el índice de transmisión de gases es inferior a 1 por mil.